Desde bien pequeña conservo el recuerdo de aquellos majestuosos jardines y las monumentales fuentes, de los fríos pasillos del Palacio y de aquel laberinto de película de miedo.
La niñez y el paso del tiempo suelen deformar los recuerdos, pero es curioso que veinte años después haya visitado de nuevo La Granja de San Ildefonso, y aquel recuerdo sea tan fiel a la realidad.
Este año he aprovechado para hacer una escapada con nuestro Subaru Forester a esta maravilla que tenemos a apenas 80 kilómetros de Madrid, en las faldas del Pico Peñalara y con unas espectaculares vistas de la Sierra de Guadarrama. Si os gusta conducir es una buena excusa para subir el Puerto de los Leones contemplando las vistas de la sierra nevada.
Nosotros pudimos disfrutar al máximo de la ruta gracias a la tracción 4×4… ¡y a los asientos calefactables de nuestro Subaru! Es una zona que recordaba fría y así continúa, con termómetros que durante nuestra estancia apenas superaron los cero grados y dejaron las fuentes congeladas.
Paseando por estos grandiosos jardines es fácil trasladarte a Versalles. Este Palacio Real y sus exuberantes fuentes, típicas de la realeza europea de la época, fueron construidas a principios del s. XVIII bajo el mandato de Felipe V.
Tras visitar el interior del Palacio y su gran colección de tapices holandeses y de arte oriental de Isabel de Farnesio, salimos a recorrer las numerosas fuentes, realizadas en plomo y pintadas imitando bronce y mármol.
Estas esculturas conforman el conjunto escultórico de mayor riqueza y mejor conservado de la época. Las fuentes sólo podremos verlas encendidas en contadas ocasiones al año: el 30 de mayo, el 25 de julio y el 25 de agosto.
Lo mejor de visitar La Granja en invierno es que como veis, estuvimos solos durante este gratificante paseo en plena naturaleza. Los jardines en invierno también tienen un encanto especial, sobre todo en un día soleado y frío como este. Os recomiendo que terminéis la ruta comiendo los deliciosos judiones de la zona y deis un paseo por el agradable pueblo.