Una de las tradiciones típicas de los meses de julio y agosto son los hanabi (花火), literalmente ‘flores de fuego’ o fuegos artificiales, palabra que igual a algún aficionado al cine nipón le resulta familiar ya que fue el título de una película de Takeshi Kitano allá por 1997.
Los fuegos artificiales son casi sinónimos del verano japonés y se disfrutan como grandes exhibiciones individuales o como competiciones entre diferentes equipos pirotécnicos que luchan por conseguir hacer la mejor exhibición. Los hanabi sorprenden a muchos extranjeros especialmente por su duración, pues suelen durar entre una y dos horas, y por su ambiente festivo.
También sorprenden porque la experiencia hanabi nunca estará completa si no vestimos un yukata, el kimono de algodón típico del verano y si no visitamos las decenas de puestos de comida callejeros que encontraremos en las inmediaciones de los parques, márgenes de ríos y lugares desde donde disfrutar de los fuegos artificiales y comer todo tipo de comida típica de festivales, de la que ya os hemos hablado en otra entrada. Por eso, los fuegos artificiales japoneses son algo más que mirar al cielo, son una experiencia completa.
Los hanabi son muy populares entre los japoneses y esto es, quizás, el único gran problema que tienen: las grandes aglomeraciones de gente. Pero dado que en los hanabi siempre se aglutina muchísima gente y al final nos puede costar encontrar un buen sitio, al menos podemos disfrutar de ver a la gente vestida en yukata paseando y disfrutando de la comida y los puestos callejeros en un ambiente festivo.
Uno de los espectáculos de fuegos artificiales más antiguos y famosos de Japón es, sin duda alguna, los del río Sumida en Tokio que se celebran el último sábado de julio por la tarde. Más de 20.000 fuegos artificiales se lanzan desde barcas que navegan por el río Sumida a su paso por Asakusa y Ryogoku en una celebración que data del periodo de Edo. Y como podéis suponer, hay que llegar pronto para encontrar un buen sitio para verlos.
En cuanto a competiciones, la competición nacional de Omagari es probablemente la más famosa de todas. Se celebra el cuarto sábado de agosto en el río Marukogawa en Omagari (prefectura de Akita) y reúne a los mejores pirotécnicos del país. Aunque quizás uno de los hanabi más populares entre los fotógrafos profesionales y aficionados es el espectáculo de fuegos artificiales de Miyajima, que se celebra a mediados de agosto en el famoso santuario de Itsukushima. Hacer una foto de los más de 5.000 fuegos artificiales encima y detrás de la icónica puerta torii en el mar es una de las imágenes más bellas que podemos conseguir de este precioso enclave.
Si viajáis a Japón en verano, poneos un yukata e intentad acercaros a ver algunos fuegos artificiales… ¡es una experiencia única!