Haciendo balance de lo que ha sido este torbellino de año, está claro que una de las cosas que todos vamos a tener en común es que el 2020, en mayor o menor medida, nos ha hecho cambiar a todos.
Nos vimos obligados a adaptarnos a una nueva situación que nos resultó totalmente inesperada. Experimentamos una evolución en nuestras vidas y de nuestro modo de enfocar el día a día. De repente, hubo un giro de 180º y cosas a las que no teníamos tiempo de prestar atención se colocaron en un primer plano. El planeta nos daba un toque de atención y nos hacía reflexionar, aún más si cabe, sobre la sostenibilidad, sobre nuestro estilo de vida y cómo afectan nuestras acciones a nuestro mundo.
Sabéis que a mí me encanta escaparme al campo o la playa en mi Subaru siempre que puedo, porque la ciudad a veces nos pone difícil sentir esa conexión con la naturaleza. Vivir en el centro de una gran urbe como Madrid puede ser caótico y te hace sentir que el medio ambiente es un concepto casi abstracto.
Conducir mi Forester ecoHYBRID
Sin embargo, en un año como el que acabamos de vivir, hemos tenido que buscar nuevas maneras de conectar con la naturaleza incluso en medio del asfalto. Es por ello que confío en mi Subaru Forester ecoHYBRID para mis desplazamientos.
Una de las cosas que más me gusta de mi coche híbrido es que comparte conmigo su lado eco. Aunque tenga que conducir en medio de la gran ciudad, gracias a su tecnología híbrida, sé que contribuyo a reducir la huella de carbono en mis desplazamientos. De esta forma, mi vida y mi trabajo respiran respeto al medio ambiente.
Además, su motor eléctrico reduce el consumo, mejora la respuesta en cualquier circunstancia tanto en carretera como en la ciudad y genera un plus de potencia inmediata que mejora la capacidad de tracción en las situaciones complicadas (si llueve, si el pavimento está resbaladizo, en calles con gran desnivel, etc.). Siempre con la máxima seguridad de serie.
Mi Forester ecoHYBRID me ayuda también a hacer más fácil mi trabajo, haciéndome cualquier entrega o reunión más fácil y accesible, gracias a su etiqueta ECO, con la que puedo estacionar en cualquier lugar de la corona central de la ciudad. De esta manera, me deja tiempo para preparar mi siguiente escapada para conectar con la naturaleza.
Hoy por hoy puedo confirmar que mi Subaru se ha convertido en mi gran compañero de viaje. El me ha ayudado a cambiar mi forma de circular por la ciudad. Es mi pequeño gesto para evolucionar hacia una vida más comprometida y sostenible.