Este final de temporada sería muy especial, ya que me enfrentaría a un reto importante en la carrera deportiva de un surfista profesional. Terminaría la temporada en Hawaii, en uno de los campeonatos más prestigiosos del circuito internacional de surf. El Challenger series de Haleiwa .
Por campeonato han pasado grandes surfistas de todos los tiempos, muchos de los cuales son y han sido mis referentes. Dado que esto no acontece todos los años, debido a que hay que estar clasificado para poder participar, he decidido prepararme desde Portugal, ya que el Océano Atlántico se asemeja a las condiciones que me iba a encontrar en la olas hawaianas.
Todo salió tal y como esperaba, ya que me tocaron varios oleajes seguidos en los que pude entrenar, probar mis tablas y enfrentarme a mis mayores miedos. Además, es verdad que las condiciones estaban especialmente bonitas, tanto por el mar como por el tiempo, cosa que facilitó mucho hacer un buen trabajo.
Así pues, empaqueté mi funda de tablas de surf y puse rumbo a la isla de Oahu en Hawaii. Todo fue muy rápido, y prácticamente no tuve tiempo de adaptarme al lugar cuando dieron inicio a la competición. En mi manga conseguí dos buenas olas, pero finalmente no fueron suficientes para vencer al sudafricano y el tahitiano que fue campeón en este campeonato anteriormente. Este es un pico que requiere mucho conocimiento y experiencia y yo, se puede decir que acabo de empezar. Me quedo con que fue una manga con condiciones de olas espectaculares donde estuve buscando mis oportunidades y realizando mi mejor surf.
Considero que este es el mejor lugar donde puedo estar, rodeado de referentes de mi deporte y en una de las mecas del surf, si no la primera.
Después del campeonato, la prioridad ha sido pasar tiempo en el agua en condiciones diferentes, con tablas diferentes, y absorbiendo toda la información posible en las dos semanas que tendría en este maravilloso lugar del mundo. Es maravilloso, sí, pero también hay que destacar que hay mucha rivalidad en todas las olas y que en muchas ocasiones puede llegar a convertirse en un ambiente hostil que también hay que enfrentar con mucha paciencia.
Un viaje así también está para disfrutarlo, y es por eso que he podido vivir una de las mejores experiencias de mi vida, una de las que quieres hacer al menos una vez en tu vida, saltar de un avión en marcha con las mejores vistas del mundo. Efectivamente, con un instructor salté de un avión con un paracaídas y os puedo asegurar que nunca he vivido una emoción tan fuerte.
Para finalizar un día único, fui a Waikiki con el resto del equipo, visitando la estatua del famoso Duke y disfrutando del último atardecer en la isla. Como veis han sido unas semanas intensas y cada una más enriquecedora que la otra, tanto personal como profesionalmente hablando. Por suerte, sigo contando un año más con el apoyo de mi Subaru XV para visitar de nuevo mis lugares preferidos. Ahora toca terminar el año en casa, hacer balance y recargar las pilas para empezar el año que viene con más fuerza y foco. Buenas olas a todos y felices fiestas de fin de año.
