Parece que la Navidad no amenaza con nieve pero las lluvias empiezan a ser cada vez más frecuentes. Es ahora cuando nos acordamos de los pobres limpiaparabrisas, que abandonados durante todo el verano han acumulado suciedad y meses: ¡es el momento de revisarlos!
En primer lugar deberías cerciorarte de que no chirríen al activarlos, porque si lo hacen incluso con las lunas limpias posiblemente signifique que las escobillas están gastadas y tu única solución es cambiarlas. Lo mismo ocurre si tan solo limpian bien algunas zonas y otras no. Falta de uniformidad significa escobillas gastadas.
Una vez que nos hemos asegruado de que los limpiaparabrisas funcionan bien y las escobillas están en buen estado (ten en cuenta que lo ideal es cambiarlas todos los años), toca darles un pequeño mimo: límpialos con un paño húmedo eliminando cualquier resto acumulado y echa un poco de lubricante en las partes móviles, retirando el que sobre para que no gotee sobre el cristal.
Ahora que nuestros limpiaparabrisas están como nuevos, lo único que tenemos que hacer es tener un poco de cuidado para hacer que duren perfectos varios meses: no los expongas a condiciones meteorológicas extremas, no lo hagas funcionar si la luna no está húmeda, y límpialos de vez en cuando con un poco de alcohol.
Ya estás listo para enfrentarte a las lluvias del invierno.
Vía | Blog de la Autoescuela
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