¿Recuerdas el día que compraste tu Subaru? Saliste del concesionario feliz, sabiendo que conducías no solo un vehículo seguro y eficiente, sino que además su pintura estaba intacta. El coche relucía y tú eras como un niño con zapatos nuevos. Si ha pasado el tiempo, quizá hayas notado cómo ese brillo ha ido desapareciendo con el uso. Si aún estás de estreno, querrás mantener esa pintura perfecta durante mucho tiempo. ¿Cómo lograrlo? Te damos algunos consejos.
En primer lugar, parece obvio decirlo, pero lavar el coche de forma regular es clave. Pero no vale con lavarlo de cualquier manera: lo mejor es hacerlo después de usarlo, antes de que la suciedad se haya secado (y tengas que frotar, con el peligro de rayar la pintura); y evitar hacerlo bajo el sol. El calor no es el problema, sino las huellas que dejará el lavado sobre la carrocería al secar.
Si eres de los que prefiere llevar el coche a una estación de lavado en vez de hacer la limpieza tú mismo, ten en cuenta que no vale cualquier lugar: escoge una estación que utilice agua a presión en vez de los típicos rodillos cuyas cerdas pueden rallar la pintura.
Si en cambio prefieres lavar el coche tú mismo, ten en cuenta un par de reglas que ayudarán a mantener la pintura perfecta durante más tiempo: utiliza una manguera y un trapo suave, asegurándote antes de que no tiene ninguna piedrecita escondida (o polvo o arena). Procura lavar el coche con agua templada y aclararlo con agua fría, evitando siempre el agua caliente. Y la regla de oro: lava de arriba abajo.
Siguiendo estos consejos (y haciéndolo con cierta frecuencia, no vale lavar el coche muy bien solo una vez al año), mantendrás la pintura en perfecto estado durante más tiempo. Y ese sentimiento de saber que vas en un coche reluciente no te acompañará tan solo al salir del concesionario.
Vía | El Portal del Automóvil
Foto | NRMAdriversseat
