El Subaru por excelencia, el Impreza STi, no puede despacharse en un momento. Así que, poco a poco, vamos a ir desnudándolo, desde el aspecto exterior hasta sus especificaciones técnicas, para llegar a lo que más me atrae de coches como este: que se siente al conducirlo. Vamos a empezar por los ojos, por lo que se ve.
Estética exterior
Sin duda, el STi muestra sus intenciones al primer golpe de vista, y se diferencia claramente de todos los demás Impreza, incluso del WRX: en esta generación, como irás comprobando, se han separado más que nunca, y si antes el primero podría definirse como una versión más potente del segundo, ahora el STi cobra una personalidad más fuerte tanto por su estética como por su mayor deportividad.
Los amplios pasos de rueda son los principales encargados de marcar esa diferenciación a nuestros ojos, le dan un aspecto muy agresivo sin llegar al exceso, y no son un mero maquillaje: la mayor anchura de vías, 30 mm en el eje delantero y 40 en el trasero, han sido las responsables. Con ello, el STi es 45 mm más ancho que los otros Impreza y anuncia un comportamiento diferente en carretera.
La parrilla frontal también es específica, al igual que las defensas rediseñadas, con amplias tomas de aire para mejorar la refrigeración, misión también de las nuevas branquias laterales.
El alerón trasero, junto con las citadas defensas y los bajos, muy planos, mejoran la aerodinámica de STi, mejorando el agarre a alta velocidad. Para ello, Subaru se ha empleado a fondo en el túnel de viento.
De este modo, con solo ver las fotos, podemos comprobar el intenso trabajo de mejoras en aerodinámica, refrigeración, estabilidad y, resultado de todo esto, en la imagen global.
La gran prueba: Subaru Impreza STi
Más elegante, más rápido
Estética
Interior
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