La respuesta corta es que sí, se puede. Pero esa respuesta es tan corta que no nos permite encajar un «pero» que puede suponer la diferencia entre que salgas corriendo a abastecerte de aceite vegetal, y te pares a pensarlo un poco más. La primera razón es que usar aceite vegetal como combustible es completamente ilegal. Y además, si lo utilizas te pillan seguro, porque tu coche olerá como si acabase de salir de una freiduría.
La cuestión es que el motor diésel, por su construcción y funcionamiento, y dadas las características del aceite vegetal, que son muy parecidas al gasóleo, puede funcionar sin mayores problemas con este líquido. Tiene sus problemas, ya que el arranque en frío será mucho más difícil por los depósitos de glicerina, y además el aceite vegetal va a dejar más residuos que el diésel, y los cambios de filtro deben hacerse más a menudo.
Al tener una densidad mayor que el gasóleo, la bomba de combustible puede sufrir. También los manguitos, los inyectores y otros elementos mecánicos que pueden tardar más en verse perjudicados, pero que a largo plazo lo harán.
Utilizar aceite vegetal es mala idea, no solo por el fraude fiscal que supone (suficiente peligro como para poner el vello de punta al más pintado), sino porque podemos estropear nuestros queridos motores. Además tendrá menor rendimiento, los filtros habrá que cambiarlos más a menudo, no podremos arrancar en frío con la misma facilidad, y todo hasta tal punto que se recomienda mezclar siempre con gasóleo.
Así que la mejor opción es utilizar biodiésel, que sí que es legal, que está probado, que cuenta con los aditivos y detergentes que hacen que la vida del motor dure más, y sea mejor, y que contribuye a mejorar el medio ambiente. Eso sí, nunca os lancéis a utilizar biodiésel sin antes pedir consejo a vuestro especialista, en un taller de confianza. No todos los motores lo toleran igual, y con una pequeña consulta nos vamos a ahorrar posibles disgustos.
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Foto | tartaruga33
