Los puertos de montaña son pasos obligados en ciertos desplazamientos por nuestra geografía, y aunque las cosas han cambiado mucho y las carreteras también, conviene tener en cuenta ciertos consejos a la hora de remontarlos, o bien de bajarlos. Las características principales de los puertos son su elevación y la inclinación de la rampa, y el hecho de que muchos los crucemos cuando nos vamos de vacaciones, bien cargados, hace que sean puntos interesantes.
No hay que olvidar que en invierno la circulación en puertos puede tener más dificultad, ya que la visibilidad puede ser peor de lo normal; podemos encontrarnos con nieve, hielo, vientos y nieblas; y sobre todo, no nos debemos olvidar de los grandes mastodontes de la carretera: los camiones. Estos vehículos suelen circular a velocidades muy reducidas y si la visibilidad es escasa, pueden suponer, en cierta medida, una dificultad añadida que hay que tener en cuenta.
Subir un puerto no tiene mucha dificultad si el tiempo acompaña, si la carga es poca y si preparamos con suficiente antelación la subida. Sin embargo, si vamos cargados y hace frío o hay inclemencias en el tiempo (a tener en cuenta para el próximo invierno), hay que ponerse las pilas.
Ante la subida es bueno prepararse «lanzando» un poco el coche. Esto no significa sobrepasar los límites legales de velocidad, pero sí tratar de empezar la cuesta a buena velocidad anticipando el previsible efecto de «quedarse un poco parado» al llegar a la cima. Es evidente que si tenemos potencia más que suficiente no vamos a tener problemas.
Que no tengamos problemas es una cosa, porque está claro que con potencia disponible, «pisamos» y el coche sube perfectamente. El problema es el consumo. Pisar mucho hace que recuperemos velocidad, sí, pero a costa de gastar combustible de más. En esas situaciones en las que necesitamos potencia extra, es más eficiente bajar una marcha antes que pisar a fondo el acelerador.
Bajar del puerto tiene también su miga, pero esta vez por otro motivo: los frenos. Es posible que, bajando de puertos con pendientes pronunciadas, podamos sentir en algún momento el fading, o la fatiga en el sistema de frenado. Es algo que no debería ser habitual en coches modernos y con buenos frenos, pero cuando se trata de bajar cargados y durante mucho tiempo con los frenos aplicados, el cansancio acaba notándose.
Cuando los frenos suben mucho de temperatura pueden perder eficacia, sobre todo si resulta que esos frenos no están en su mejor momento de mantenimiento. Seguro que alguna vez te has fijado en esas zonas de frenado de emergencia. Pues bien, aunque parece que están ahí por los camiones (y es verdad que son su principal «cliente») son una salida válida para cualquier vehículo que sufra de fading.
Para evitar problemas de frenos es recomendable tratar de usar el freno motor lo máximo posible, incluso reduciendo una marcha (o dos, dependerá de la situación), y solo usar el freno cuando sea realmente necesario, y nunca demasiado tiempo seguido.
Fotos | paul bica, Cristian Bortes