La tracción total es una aliada del conductor en condiciones de inestabilidad atmosférica, calzada deslizante o en situaciones off road. Es uno de los avances más importantes del siglo XX para la seguridad en la carretera, pero no todas las tracciones integrales «son lo mismo». De hecho hoy vamos a ver las ventajas que aporta la tracción total permanente sobre los otros tipos existentes.
Circular en asfalto con zonas de baja adherencia, en situaciones con lluvia, hielo o incluso nieve, y que son habituales en los meses de invierno y en determinadas zonas de España se hace más seguro si disfrutas de la tracción total.
La tracción total permanente AWD, un signo de identidad de Subaru, implica que las cuatro ruedas reciben la transmisión de forma constante, como vimos en el Subaru Lab. El diferencial se encarga de enviar a cada eje la potencia necesaria para cubrir nuestras necesidades de conducción, y en general este tipo de tracción proporciona una conducción más segura y confortable.
La ventaja clara de disponer de tracción integral permanente la podemos observar comparándola con otros tipos de tracción total es que siempre va conectada. Puede parecer de perogrullo, pero frente a la tracción total conectable estamos hablando de eliminar el factor humano a la hora de activar la tracción en ambos ejes, lo que nos puede servir para ahorrar tiempo, y también «ahorrar» en seguridad.
Por ejemplo, en la tracción total conectable es el conductor quien, mediante un selector o una palanca, dice al sistema que quiere complementar la tracción con el eje que falta (el coche puede tener tracción en el eje delantero o trasero, y el complemento sería el otro eje, por supuesto). Las ventajas de la tracción total solo se disfrutarían cuando el conductor lo decide, y siempre tendremos la variable de incertidumbre de si el conductor ha decidido bien, o a tiempo.
De hecho un potencial peligro que podemos notar en la tracción conectable es que, si el diferencial se mantuviese bloqueado y nos dirigimos a una carretera con el firme seco (o sea, donde no necesitaríamos la tracción total), podríamos tener problemas. De ahí que en un sistema de tracción conectable es tan importante la parte de conexión como la de desconexión.
La ventaja clara de la tracción permanente es que no nos sorprenderán de la misma manera las zonas con firma resbaladizo. Si circulamos tranquilamente y nos encontramos con una placa de hielo o con nieve, la tracción total conseguirá repartir la responsabilidad entre las cuatro ruedas, de forma que estaremos mejor cubiertos ante un deslizamiento no provocado.
Para terminar, los sobrevirajes y subvirajes son «absorbidos» con un coche de tracción integral, y sobre todo si es permanente porque no nos sorprenderán. Al tener mayor adherencia el equilibrio en ambos ejes es mejor, y así mejora la estabilidad en aceleración y frenada. Eso no quiere decir que el coche no subvire o sobrevire, tan solo que, en condiciones normales, no sufriremos esos pequeños inconvenientes.