La DGT amplía y revisa constantemente las normas de tráfico y pone cada vez más énfasis en la seguridad vial. Esto es algo que es de agradecer en cuanto a que se prevengan cada vez más los accidentes, y si es en ciudad, que se consigan reducir al máximo las lesiones por alcance para los peatones.
La revisión de estas velocidades máximas repercute en las vías urbanas de dos carriles para la circulación y doble sentido, y además a las vías de un solo carril y un solo sentido de la circulación. La velocidad máxima bajará entonces de los 50 km/h hasta los 30 km/h y ya está levantando algunas ampollas en la red.
Según Pere Navarro, y tendrá los datos en la mano, la cantidad de tráfico que soportan las vías en relación con el número de carriles que soportan cumple una suerte de Ley de Pareto. Según esto, el 20% de las vías de más de dos carriles soportarían el 80% del tráfico rodado, mientras que en el 80% de las vías de uno o dos carriles se soportaría el 20% del tráfico.
Y con esta reducción de la velocidad máxima a treinta kilómetros por hora se está reduciendo a mínimos sin precedentes la probabilidad de que un accidente (un atropello por ejemplo) termine en tragedia. Esto también es contrastable porque las lesiones por un alcance a 30 km/h son generalmente mucho más leves que por un alcance a 50 km/h.
¿Supone esta limitación algo negativo para los conductores? En mi opinión no. La velocidad de treinta kilómetros por hora en determinadas calles de un solo sentido de la circulación y un solo carril no es descabellada pues en muchas ocasiones ya circulamos a esa velocidad. Además, en ese tipo de vía es más probable que los peatones crucen sin tomar excesivas precauciones. No me parece apropiado, desde luego, circular a 50 km/ en alguna calle que cualquier de nosotros puede señalar en sus respectivas ciudades.
De todas maneras, esto es un proyecto sobre la mesa y para implantarlo deberán pasar una serie de revisiones, y sobre todo resolver la cuestión de cómo señalizarlo. Probablemente se señalizará como marca vial en el asfalto.
Vía | El Mundo
Foto | Tomas Fano
