¿Por qué llevar un Subaru Impreza STi a Nurburgring?

¿Tiene algo el Nordschleife que no tengan los demás circuitos permanentes? La respuesta es definitivamente sí. No solo la tradición y singularidad del trazado alemán lo convierten en un marco incomparable para poner a prueba este genial deportivo: sus más de 22,8 kilómetros y 73 curvas entre árboles, con constantes subidas y bajadas, cambios de firme, saltos… son el mejor campo de pruebas para los modelos de serie con aspiraciones deportivas, es una pista a medio camino entre un circuito moderno y un tramo de rallye donde los chasis pueden evolucionar hasta rozar la perfección. Por ello no es de extrañar que en la actualidad un buen número de marcas –no solo europeas, también japonesas y americanas– lleven allí a poner a punto sus más selectos modelos. Saldrán de su asfalto con una carta de presentación envidiable y modales de pura sangre. Algunas, como Jaguar, han decidido incluso montar a su vera instalaciones permanentes de pruebas.

La segunda parte es de cajón. Si todas las marcas quieren tener un chasis desarrollado en Nurburgring, entonces la competitividad entre ellas no puede faltar. De manera que ostentar el record de vuelta rápida con un coche de serie es otra de las medallas con las que un vehículo puede salir de allí. En la actualidad es un Radical SR8, una barqueta homologada para andar por las calles, la que ostenta ese honor con un tiempo total de 6 minutos y 55 segundos. Tras él, los más rápidos han sido el Dodge Viper SRT10, el Maserati MC12, el Pagani Zonda y el Ferrari Enzo. 

El Nordschleife se construyó entre 1925 y 1927 y en la actualidad no posee las medidas de seguridad que se le exigen a los circuitos modernos, y por ello hace décadas que no acoge grandes premios de Alemania de Fórmula 1 que se pudieron ver entre 1951 y los años 70. Allí fue donde Miki Lauda tuvo su grave accidente, del que salió con graves quemaduras en el rostro, y que precipitó la salida del trazado del circo de la F1.

La vuelta esta competición al trazado alemán no se produjo hasta 1985, cuando se terminó la construcción del nuevo Nurburgring. El trazado nuevo, que ha “robado” alguna curva al Nordschleife –que antes tenía 28,3 kilómetros en vez de los comentados 22,8 actuales–, se parece a lo que todos tenemos en mente cuando hablamos de circuitos, con una longitud de 5,1 kilómetros. Michael Schumacher ostenta su record a día de hoy, pero quizá es más interesante saber que los más rápidos en el Nordschleife, que fue bautizado por Jackie Stewart como “el infierno verde”,  han sido Stefan Bellof en 1983, con un tiempo de 6:11 minutos (con un trazado de 20,6 kilómetros en su Porsche 956) y Niki Lauda (en configuración de 22,8 km) a los mandos de un Ferrari 312T en 1975.

Y no podemos olvidar la vocación “democrática” de este circuito. Todo el que llega allí puede rodar en su interior por un módico precio por vuelta, algo que se viene haciendo desde su nacimiento. Por ello, además de prototipos camuflados y coches de pruebas, lo habitual es ver un sinfín de aficionados de todos los rincones del planeta con coches de todo tipo y condición, preparados o no, caros o baratos, también vehículos de competición… acudir allí es interesante hasta como espectador, con una bolsa de pipas en la mano basta para pasar un día divirtiéndose con la torpeza de algunos conductores, el increíble buen hacer de otros y la enorme variedad de vehículos que por allí circulan.

En pocas semanas, el STi volverá al Nordschleife conducido por García Ojeda, y yo os contaré sus impresiones. Volverá porque es un lugar que ya conoce: a los mandos de un Subaru Impreza RWX STi Spec-C Motoharu Kurosawa marcó un tiempo de 8:06 minutos.

Las fotos de este post han sido extraídas de: http://www.nurburgring.org.uk/photos/index.html