Las averías en el coche siempre «tocan» cuando menos lo esperamos. Eso sí, con coches tan fiables como nuestros Subaru podemos estar tranquilos, pero por si las moscas (ya que todo puede suceder) es conveniente tener en cuenta cuáles son las averías más comunes en los coches, las causas que las provocan y, por supuesto, las señales que algunas de ellas nos dejan para que las podamos prevenir rápidamente.
Para estar seguros de que circulamos sin que alguna avería usual nos aceche para salir a la luz en el peor momento, solo debemos seguir pautas, como por ejemplo cumplir puntualmente las revisiones por mantenimiento que están programadas anualmente en nuestro taller especializado de confianza. Además, ciertas inspecciones que podemos hacer nosotros mismos nos darán mucha tranquilidad, como puede ser:
- Asegurar la correcta lubricación del motor comprobando periódicamente el nivel de aceite, y no dejando pasar el tiempo estipulado para su cambio (y el cambio del filtro).
- Tener claro que el sistema de iluminación funciona correctamente, es decir, que no tenemos bombillas fundidas.
- Comprobar activamente el panel de instrumentos nos revelará cualquier fallo inesperado, y que además suele ser un fallo grave, o potencialmente grave.
- Revisar los neumáticos periódicamente también nos sirve para descartar problemas, como desgastes irregulares que nos revelan posibles problemas de suspensión o alineado, y también podemos controlar la profundidad del surco y las presiones, corrigiéndolas en caso necesario.
Aparte de esto, existen una serie de despistes que nos pueden llevar a sufrir una avería de importancia, como por ejemplo:
- Repostar diésel si conducimos un gasolina, y viceversa. Es más un trastorno que una potencial avería, porque normalmente nos daremos cuenta inmediatamente. El problema está en que hay que vaciar completamente el depósito y limpiarlo. Hay que decir que es peor repostar diésel en un gasolina, que a la inversa, y normalmente la compañía de seguros no se hará cargo.
- No hacer caso a los testigos luminosos lleva a averías evitables con un mínimo de atención. Posiblemente este despiste sea el más clamoroso que se pueda cometer, porque cuando el coche avisa… no suele marcarse un farol.
- Olvidar los períodos de mantenimiento, o simplemente estirarlos demasiado lleva a que los filtros no hagan bien su trabajo, que podamos tener las pastillas de freno demasiado desgastadas, o los neumáticos en mal estado. El mantenimiento periódico es fundamental para prevenir averías.
- Nuestro estilo de conducción también puede traernos problemas, pero esto se entiende mejor si mencionamos los «bordillazos» al aparcar, atacar badenes, bandas sonoras y resaltos con demasiada alegría, exigir demasiado al acelerador o los frenos…
Sea como sea, las claves para circular tranquilos están en la prevención, y ahí es donde juega un papel muy importante el mantenimiento cuando toca hacerlo, y en talleres de confianza que sean serios, meticulosos y profesionales. Prevenir siempre es mejor, y como hemos visto, es muy fácil mantener el coche en perfectas condiciones de funcionamiento, y muy recomendable ahora que estamos a las puertas del invierno.