No se trata de nada del otro mundo, el TPMS es un Tyre Pressure Monitoring System, o en nuestra lengua Sistema de Monitorización de la Presión de los Neumáticos. Así que de lo que se trata es de un sistema que, compuesto por sensores y una pequeña centralita que transforma las medidas en lecturas humanas nos informa en cada momento qué presión tenemos en cada uno de los cuatro neumáticos de nuestro coche. Simple, pero ¿útil?
Por supuesto que es útil. Sabemos que una de las variables importantes sobre las que hay que poner atención a la hora de salir de viaje, o bien cada cierto tiempo, es la presión de nuestros neumáticos. Sabemos que unos neumáticos con una presión incorrecta nos hacen gastar más en combustible, y también sabemos que estas presiones incorrectas disminuyen la seguridad en orden de marcha. Además, si conocemos la presión instantánea de cada neumático, podemos detectar fugas pequeñas pero constantes que indiquen un pinchazo, y tomar medidas para contrarrestar sus efectos con anticipación.
Lejos de quedar en una mera anécdota, me parece de las innovaciones más importantes en materia de seguridad vial. Si, directamente seguridad vial y además la presión de los neumáticos (la incorrecta) está relacionada con el 1% de las muertes por accidente en Europa. Mucho, ¿no?

Los sistemas TPMS estuvieron presentes en el 29% de los modelos comercializados en el año 2010, mientras que este año se espera que el porcentaje se incremente hasta llegar al 100% de implantación, como ya existe en EEUU. No es para menos, si en España un porcentaje altísimo de conductores no sabe la presión que lleva y no la mide nunca, qué mejor que un aparato que lo haga automáticamente y avise de posibles problemas.
Efectivamente y no. Sí que está bien tener un sistema que nos avise de un fallo en algún componente de nuestro coche, pero eso no debería eximirnos de tener unos conocimientos básicos de cómo deben estar nuestros neumáticos, cómo se revisa la presión, dónde, por qué.
Foto | Marufish