Se ha filtrado nada menos que las autoridades holandesas han utilizado presuntamente datos procedentes de las bases de datos de Tom Tom (valga la redundancia) con el fin de posicionar mejor los radares en carretera. Claro, en una época en la que cualquier noticia relacionada con los datos que registra cualquier aparato doméstico hace saltar las alarmas es más bien una noticia preocupante. Pero ¿realmente debe preocuparnos que se utilicen datos registrados por Tom Tom para posicionar radares de tráfico? En mi honesta opinión, no debería preocuparnos.
Sin embargo, como la mayoría de mis artículos, tengo que complicarme un poco más y decir que no todo el campo es orégano. De hecho la finalidad última de los datos que almacena Tom Tom es la de ser meros datos estadísticos que se utilizan para mejorar las rutas, mejorar las sugerencias… Es decir, son datos que los propios aparatos navegadores envían a las bases de datos de Tom Tom y que la empresa puede compartir con terceros (y que, por supuesto, deberíamos saber si nos leemos la letra pequeña). Datos anónimos todos ellos.
Lo primero es romper el mito de que siempre que hay datos de por medio existen usos fraudulentos por parte de las grandes compañías, que utilizan nuestros datos personales para hacer el mal (estoy siendo demasiado irónico, rectifico), para hacer el mal no, para su propio beneficio. Las razones de por qué no lo creo son sencillas, valen más los datos estadísticos que los datos concretos y singulares. Los datos estadísticos tienen la maravillosa propiedad de que, cuando son muchos, pueden considerarse matemáticamente independientes y eso implica muchos beneficios a la hora de sacar conclusiones.
Almacenar, analizar y aprovechar uno a uno los datos de personas concretas es una tarea inhumana y, básicamente, inservible a efectos prácticos. Y con esto no quiero decir que no haya fraude, lo podemos ver de cuando en cuando en las noticias, pero definitivamente no me parece el caso de Tom Tom.
Los datos que Tom Tom comparte con terceros son datos estadísticos, hasta ahí bien. Pero ¿con quién las comparte? Con Gobiernos y Autoridades para ayudar a mejorar el tráfico y cómo se comporta, e incluso para determinar situaciones óptimas para nuevas carreteras. El uso que se le ha dado, conocer los puntos de las vías en donde más frecuentemente se sobrepasa la velocidad máxima para colocar radares de tráfico es, como mínimo, un fastidio. Pero en cualquier caso, me temo que es perfectamente lícito.