A la hora de conducir, lo mejor que podemos hacer es mantener la concentración en la carretera y en lo que llevamos entre manos. Cualquier otra cosa es una distracción, aunque hay diversos grados. Por ejemplo, no es lo mismo disfrutar del paisaje o escuchar la radio (sobre todo si es música de fondo que no requiera que atendamos a una conversación o discusión), que buscar una botella de agua que se nos ha caído bajo el asiento, o manipular el móvil.
Conducir y enviar o leer SMS supone un grave riesgo para la seguridad vial, y si en lugar de mensajes cortos se trata de emails o mensajes más largos, la peligrosidad aumenta muchos puntos. La tarea mental de responder un email es mucho más exigente que la de un SMS, incluso si los emails los «escribimos» mediante la voz. Las nuevas apps que salen al mercado permiten dictar emails o escucharlos sin tener que desviar la mirada de la carretera, pero eso no significa que sean aplicaciones que nos permitan circular seguros.
Hay que tener cuidado con lo que se lee, ya que nunca podemos afirmar que una app que nos permita dictar un email es segura en cualquier situación porque no desviamos la atención de la carretera. Son seguras si no nos movemos, o bien lo hacemos a velocidades exageradamente bajas. Existen muchos ejemplos de despistes a pesar de estar concentrados en mirar lo que se supone que debemos mirar, y que podamos seguir con la vista puesta en la carretera no significa que estemos conduciendo de forma segura.
Una aplicación segura para conducir es la que inhibe cualquier comunicación: la que no recibe SMS (o no los notifica), ni mensajes de WhatsApp, ni pasa llamadas,… Esa es la aplicación más segura porque es la que menos interfiere. Un ejemplo de este tipo de app podría ser Safe Driver, aunque hay muchas otras. Una de ellas es el modo avión de tu smartphone…
Es importante comprender la importancia de centrarse en la conducción. Es posible que pensemos que, ya que existen tantas apps que intentan que no soltemos el volante, ¿por qué no vamos a estar seguros? La razón es evidente, y es que conducir es una tarea absorbente y en realidad no hay nada tan urgente que no podamos atender cuando paremos a descansar (cada dos horas, al fin y al cabo). Es mucho más interesante llegar de una pieza al destino y atender, entonces, todo lo que sea necesario.
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