Con la llegada de la primavera, Japón disfruta de uno de los espectáculos naturales más apreciados por los japoneses: la floración de los cerezos o sakura (桜).
Los japoneses viven con mucha expectación la llegada de las flores de cerezo. El ‘frente sakura’ se mueve por todo el país desde las cálidas tierras del sur a finales de enero hasta las frías tierras septentrionales en mayo, aunque al ser un evento natural, la floración de los cerezos se ve afectada por muchos factores, especialmente la temperatura…. ¡y de ahí que la previsión de la floración se siga con mucha atención en todo el país!
Pero justo cuando florecen, los japoneses corren a parques, jardines, montes y márgenes de ríos dispuestos a aprovechar al máximo el poco tiempo de vida del sakura, una flor de vida corta y efímera, pero de colores y formas excepcionales. Pasear bajos los cerezos, fotografiarlos y hacer picnics es algo que se conoce como hanami (花見), literalmente ‘ver las flores’.
Las fiestas de hanami son reuniones en las que los japoneses disfrutan de la comida, la bebida y la compañía bajo los cerezos en flor y de hecho, son muchos los parques y jardines que colocan farolillos e iluminación especial para que todos puedan disfrutar del sakura hasta cuando oscurece. Además, para la ocasión, se ponen a la venta miles de productos exclusivos como chocolates y patatas con sabor a sakura o todo tipo de bebidas y artículos decorados con la flor de cerezo.
La tradición del hanami data del siglo VIII y aunque en el pasado los japoneses disfrutaban de la floración de distintas flores, como el ciruelo o las glicinas, actualmente las fiestas de hanami se realizan casi únicamente para observar los cerezos en flor. Y es que en el pasado, la floración de los cerezos indicaba que era el momento de cultivar el arroz, ingrediente básico de la dieta y la economía japonesa y símbolo del paso del tiempo. Siguiendo la tradición sintoísta, los japoneses creían que los árboles contenían distintos espíritus a los que hacían ofrendas con sake. Y de esta tradición surgieron las actuales fiestas de hanami, una celebración festiva de la vida donde los japoneses comparten comida, bebida y su felicidad.
Y es que las flores de cerezo son un símbolo de lo bella pero efímera que es la vida, razón por la que debemos disfrutarla al máximo. Algo que toca muy de cerca el corazón japonés.