Umm… qué silencio. Lo primero que se percibe al empezar a rodar a los mandos del nuevo Forester es que ha ganado mucho en refinamiento. Todo lo que tenemos que accionar tiene un tacto suave y preciso –intermitentes, dirección, palancas en general…-, lo que aporta una gran sensación de aumento de calidad.
Llegan las curvas, y este Subaru sigue tratándonos como a maharajás: la amortiguación, también ligeramente más suave y confortable que antes, logra que nos transporte como en alfombra mágica.
El eje trasero independiente, nuevo por completo, es el principal culpable de que ese aumento de confort no se traduzca en un comportamiento menos eficaz. Las mayor suavidad de amortiguadores y muelles es cierto que permite que la carrocería se incline un poco más a la hora de exprimir el chasis, pero los ingenieros de Subaru, y esta es una de sus grandes virtudes, saben calibrarlas de forma excelente: una vez en apoyo, el vehículo traza los giros con tiralíneas y se disfruta de lo lindo.
Entre sus semejantes, por ello, sigue destacando: sus formas y maneras se acercan más que antes a los todoterreno, pero frente a casi todos ellos sigue siendo más manejable, es un coche cuya conducción y diversión al volante todavía se acerca más a la de un turismo que a la de un 4×4.
Un comentario
[…] es que lo que más me ha sorprendido del nuevo Forester son sus andares sobre pistas de tierra: si sobre el asfaltoes más refinado y suave que su predecesor, sobre tierra estas virtudes se potencian. La […]
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